Al contrario de lo que ocurre con el perro que lleva mas de 15.000 años entre nosotros. Un loro, aún siendo papillero, no está genéticamente preparado para ser una mascota.
Esta ave no es doméstica, aunque viva toda la vida en cautividad junto a su criador, por lo que es muy importante educarle correctamente. Lógicamente, un animal criado desde su nacimiento por el hombre manifestará mucho más apego a éste que uno salvaje, pero incluso dado este caso, este pájaro retornará a un comportamiento primitivo si cometemos un error en nuestra relación con él.
Cuidados básicos para ganarnos su confianza
Los loros son animales exóticos, por lo que son especies muy delicadas que necesitan algunos cuidados básicos como un control veterinario. En la primera visita, le debemos practicar el recorte de vuelo, eso es algo que podrás decidir volver a hacer cada año, pero para adiestrarle es imprescindible.
Su jaula nunca debe ser redonda porque causaría estrés en el animal. Su ubicación dentro del hogar es muy importante para que se sienta seguro, además siempre deberás respetar su territorio, puesto que son muy posesivos.
Por último, debes saber que existen alimentos muy tóxicos para ellos como el chocolate, el aguacate, la berenjena y la sal, puesto que sus riñones no están preparados para filtrarla. Tampoco son recomendables los productos lácteos, el azúcar o las carnes. Las semillas (pipas de girasol, almendras, nueces, etc.) normalmente les encantan, pero no debemos abusar de ellas porque son alimentos con un alto porcentaje en grasa y sólo sacian su apetito sin apórtale los nutrientes necesarios.
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