sábado, 26 de abril de 2008

Un compañero para tu gato (III)

Fuera tópicos
Cuando el nuevo compañero de juegos es un perro, la situación es diferente. La afirmación popular "se llevan como el perro y el gato" es totalmente falsa y, en la mayoría de las casos, se convierten en compañeros inseparables. Sólo habría que tener especial cuidado si el perro que llega es un cachorro, puesto que son muy juguetones y pueden incomodar al gato. Si los dos son cachorros, hay que vigilar el tamaño y la fuerza del can, puesto que aunque éste sólo quiera jugar, puede acabar por hacer daño al felino.

Lo realmente imposible es que un gato y un hámster o un conejo compartan piso. El gato sólo consideraría al nuevo inquilino como un juguete nunca como un compañero. Incluso podría correr peligro ya que no debemos olvidar que nuestro gato, a pesar de estar domesticado, sigue teniendo un fuerte instinto de caza.

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