Nuestros pájaros habrán completado la muda y dispondrán de uno de los mejores abrigos que la naturaleza ofrece para protegerse de los rigores de las estaciones más frías. El final del verano es una época adecuada para que hagamos una revisión más exhaustiva a nuestros pájaros. La temporada de cría habrá terminado para casi todas las especies, con lo cual el estrés del manejo no interferirá con las pautas de comportamiento reproductivo.
Visitar al veterinario
Un examen visual básico debería incluir los siguientes puntos de revisión:
- Ojos: deben estar brillantes y con aspecto vivo, alerta y carentes de secreciones, enrojecimiento o inflamación. Hay que observar que no existan zonas inflamadas en el área supraocular, que podrían indicar la presencia de abscesos en los senos. Es importante prevenir cualquier clase de enfermedad ocular.
- Narinas: los orificios han de estar limpios y libres de taponamientos y mucosidades.
- Cloaca: las plumas de la zona pericloacal deben aparecer limpias y tener un aspecto ordenado. La presencia de restos de heces adheridos indicaría diarrea.
- Peso: si conocemos con anterioridad el peso de nuestro loro, podremos comprobar si ha habido fluctuaciones importantes. En caso de no conocerlo o de colecciones muy numerosas o de animales de importación, para los cuales podría resultar muy estresante el proceso, la palpación de la musculatura de la pechuga nos da una idea válida del estado general de carne. Ésta debe estar llena y redondeada. Si la quilla del esternón está demasiado marcada, el pájaro está delgado. Si, por el contrario, la masa muscular está sobre el nivel de la quilla, el animal padecerá obesidad y puede necesitar una alteración de la dieta.
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