Sobre la alimentación
Si bien es importante mantener una dieta equilibrada y completa durante todo el año, conviene tener presente que durante los meses fríos, cada ave necesita tener un grado de alimentación más grande que el resto del año. Para ello disponemos de dos posibilidades de alimentación con muchas opciones en función de la especie, la temperatura y las circunstancias específicas de cada instalación:
- Aumentar las horas de luz: en caso de disponer de luz artificial, es una solución sencilla que permite aumentar la ingesta calórica por aumento del volumen diario ingerido, sin modificar demasiado la dieta habitual.
- Administrar una dieta de contenido calórico más elevado: conviene aumentar, sobre todo, los carbohidratos complejos de absorción lenta, que ofrecen una liberación de energía de un modo más sostenido. También podemos incrementar ligeramente las semillas de alto contenido oleaginoso (girasol, cacahuete, cañamón, etc.) y frutos secos, procurando no alterar demasiado el nivel general de vitaminas, aminoácidos y oligoelementos. También es aconsejable no descuidar el nivel de proteínas, que son las máximas responsables de mantener el sistema inmunitario en plenas facultades.
Como remate final, también podemos aprovechar la ocasión para desparasitar a nuestras aves y otorgarles algún probiótico para restablecer la flora bacteriana, que haya podido reducirse por el estrés del manejo o tras un eventual tratamiento con antibióticos.
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