La belleza de la raza criolla radica en su original pelaje, con dibujos similares a los de la cebra. Este aspecto diferenciador, te permite disfrutar de un animal de gran altivez, belleza y personalidad. Además, gracias a la longevidad de este elegante equinol, asegura su compañía más de 25 años.
Una gran historia
El origen del Criollo se remonta a 1492, cuando Cristóbal Colón y el resto de los conquistadores permitieron la entrada de los caballos Berberiscos y Andaluces al Río de la Plata. Años después, los potros descendientes de estos animales, se extendieron libremente por Argentina en un entorno salvaje, donde se desarrollaron plenamente por la severa selección natural a la que fueron sometidos. No tuvieron contacto alguno con el hombre hasta que fueron utilizados por los indios como herramienta de guerra.
Debido a estos precedentes, se fue convirtiendo en un animal robusto, fuerte, valiente y resistente. A finales del siglo XIX, este ejemplar experimentó un proceso de degeneración, causado por la mezcla de equinos procedentes de Europa y Estados Unidos. Esta declinación provocó la pérdida de su prudencia y serenidad, además de gran parte de su resistencia a las enfermedades. Durante muchos años, la labor fundamental de este caballo ha sido el trabajo ganadero, donde tiene una gran habilidad, convirtiéndose en el compañero fiel del hombre del campo.
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