Los caballitos de mar, o hipocampos, son fascinantes peces marinos pertenecientes a la familia de los Singnátidos y al orden de los Gasteristeuformes. Es un tipo único de vertebrado, emparentado con la aguja de mar, que suma unas 35 especies distintas y que se encuentra presente en casi todos los mares del mundo, cerca de las costas, en praderas de algas de aguas cálidas y tranquilas.
Su nombre hace referencia al parecido de su rostro con el de los caballos terrestres, pero en nada más se puede comparar con ellos. Su belleza hace que sean animales muy solicitados para acuarios ornamentales. Sin embargo, a la hora de decidirse a adquirir uno, hay que tener en cuenta que son peces en peligro de extinción, ya que en numerosas zonas turísticas arrasan con poblaciones enteras para venderlos muertos, y que son delicados y difíciles de mantener.
Además, algunas personas los introducen en acuarios pensando que se alimentan de plancton, pero es una idea equivocada, y puede llegar a ser un error mortífero ya que dejan morir de inanición a los pobres caballitos de mar.
Sus características
Los caballitos de mar presentan la característica, única entre los peces, de tener la cabeza en ángulo recto con el cuerpo y representa, en muchos aspectos, a la fase final de varias tendencias presentes en todos los Signátidos. Tienen el cuerpo comprimido lateralmente y un esqueleto cutáneo formado por anillos anulares óseos, llamado también armadura de placas o escudos óseos, que dan rigidez al tronco.
Por el contrario, la cola es prensil y se puede enroscar en torno a los tallos marinos para proporcionar anclaje. Carecen de aletas caudal y ventral. Las pectorales y la dorsal son muy tenues y tienen forma de abanico. La dorsal impulsa los desplazamientos horizontales, está situada a su espalda y la agita unas 3 veces y media por segundo. Las pectorales impulsan los movimientos verticales.
Es un nadador muy lento, que se desplaza gracias a las vibraciones ondulantes de la aleta dorsal, mientras el pez progresa en posición erecta característica. También suele enrollar la cola hacia el vientre. Algunos expertos calculan que un caballito tardaría día y medio en recorrer un kilómetro. El desplazamiento vertical lo consigue ajustando el volumen de aire de unos diminutos sacos que reciben el nombre de 'vejigas natatorias'.
Tiene una visión muy profunda, y sus ojos se mueven independientemente uno del otro; moviendo la cabeza puede vigilar perfectamente las hierbas en las que viven.
La conducta de los caballitos de mar reales es tan interesante como las antiguas leyendas sobre estos animales. Es capaz de ostentar notables cambios de color para acomodarlo al del medio que le rodea. El camuflaje puede alcanzar un extraño grado de perfección en algunos miembros.
La vida en casa
Los caballitos de mar no son muy exigentes en cuanto al agua, pero es necesario mantenerla limpia y oxigenada. Sin embargo, hay que evitar aparatos de aireación porque producen bolas de oxígeno que los caballitos de mar tragan, confundiendo con alimento, y que les hace flotar en la superficie hasta morir.
Necesitan que el acuario esté repleto de algas, tallos vegetales o corales petrificados que les permitan enroscarse en ellos y vigilar el entorno para cazar. Y es que los hipocampos son lentos cazadores al acecho que requieren alimento vivo, que se mueva, para atraer su atención. Además, tardan un tiempo en devorar su presa; esta es la razón por la cual no es aconsejable juntarlos con otros peces más vivaces e inquietos, ya que se comen su comida.
Alimentación y reproducción
La comida ideal para los caballitos de mar son los alevines vivíparos vivos (guppys, platys, xiphos, molly y gambusias), pero proporcionarles esta dieta a diario resulta caro y complicado. La artemia viva es una buena alternativa.
Se puede intentar acostumbrarlos al alimento fresco dándoles daphinia congelada, mysis y cyclops con pinzas o bien dejándolos en una corriente para que se agiten. Aunque esto no significa que podemos dejar de darles alevines.
Si los cuidamos bien se reproducirán con cierta facilidad. La época de apareamiento es la primavera y los meses de verano. La pareja realiza una danza de cortejo entrelazando la cola. En esta posición, la hembra traspasa los huevos de su cloaca a la bolsa ventral de los machos, que está recubierta de un suave tejido y dispuesta en compartimentos con el fin de mantener cada huevo en un espacio separado.
El nacimiento de los jóvenes caballitos de mar parece ser agotador para el padre. Los primeros días entrarán y saldrán de la bolsa según haya peligro o no en el exterior.
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