jueves, 20 de diciembre de 2007

Bombay, una pequeña pantera en casa (II)


Pelo negro y ojos canela
Cuenta la leyenda que los gatos negros están ligados a la brujería y, por esta razón, son símbolo de mala suerte. A pesar de todo, el Bombay no entra dentro de este círculo de supersticiones, ya que se trata de una raza reciente que las brujas de antaño no tuvieron el placer de conocer. El aspecto que más destaca en él son sus grandes y redondos ojos que combinados con su color cobrizo, se convierten en muy brillantes y vivaces.

No se concibe esta raza de otro color que no sea el negro azabache, ni siquiera tiene la posibilidad de tener manchas de color. Su pelo es muy suave y agradable al tacto debido a su corto tamaño y a que se trata de un pelaje muy fino, sin rizos y pegado al cuerpo. La brillantez que desprende su manto suele ser comparada con el color negro charol.

Un físico común

Se caracteriza por tener una cabeza con forma redondeada y una frente abombada. Además, tiene una nariz muy corta y un hocico ancho y mediano. Dispone de unos maxilares muy potentes y de un mentón firme y ovalado. Las orejas son anchas en la base, de tamaño mediano y con una punta un poco pulida. Su fisonomía parece demostrarnos que es un gato en constante alerta.

Por otro lado, su cola tiene una longitud mediana, recta y gruesa, aunque se va afinando conforme llega al final. Sus extremidades están muy bien proporcionadas con respecto al cuerpo. Su gran fortaleza se debe a un pecho muy bien desarrollado y a una osamenta grande y maciza.

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